Se cumplen 125 años del primer submarino del mundo construido por Isaac Peral

Sin duda, Isaac Peral, con su trabajo, esfuerzo y constancia logró lo que nunca antes había hecho el hombre. Así, la primera navegación submarina de la historia tuvo lugar el 7 de junio de 1890 aunque ya se habían realizado otras pruebas en 1889.

Transcurridos 125 años desde este hito histórico y gracias a los 300 planos originales del submarino encontrados por el experto Juan Ignacio Chacón en el Archivo Histórico Nacional, podemos conocer cómo se construyó este logro de la ingeniería naval de finales del siglo XIX.

En todo este tiempo, ha quedado patente que el submarino Peral ha marcado la base de los actuales submarinos. Más de una potencia extranjera le ofreció comprar el invento por grandes sumas de dinero, a lo que él siempre contestaba que “el invento no está en venta, pues pertenece a todos los españoles”.

En el proceso de construcción se ha demostrado que Peral adquirió lo último en tecnología de su época, y donde ésta no llegaba, “la perfeccionaba o inventaba”, dice Juan Ignacio Chacón que explica, además, que el inventor diseñó los dos motores de propulsión de 30 caballos cuando el motor eléctrico más potente de la época era de siete y se usaba para mover un tranvía.

Por tanto, basó su diseño en la electricidad y fue el primero en alimentar un motor a 500 voltios y 50 amperios. Utilizó 613 baterías compradas en Bruselas que mejoró posteriormente cambiando los materiales de las cajas, haciendo más gruesas las placas positivas o sustituyendo los ácidos por limitadores.

Además, para que el submarino se sumergiese a la profundidad deseada tanto en movimiento como en reposo, Peral inventó el aparato mecánico-eléctrico de profundidades que conseguía este efecto funcionando en automático.

Se trataba, sin duda, de uno de los aparatos más esenciales con los que equipar el submarino junto a la corredera eléctrica, la brújula o el tubo lanzatorpedos.

Tampoco se olvidó de la importancia de contar con una torre de visión indirecta que, tal y como relata Chacón, “asomándola a superficie y por medio de un prisma, proyectaba lo que ocurría en el exterior sobre una mesa que se regulaba en altura para enfocar la imagen”. De esta forma, podía calcular la distancia a la que se encontraba el objetivo para disparar hasta tres torpedos.

Y para que la tripulación tuviera autonomía para respirar, colocó en el submarino cuatro depósitos y un purificador de aire con los que 12 hombres podían aguantar 50 horas sin necesidad de salir a la superficie.

Fuente: El Mundo